ANTES DEL AMEN
Oramospor mantenernos sobrios, centrados o solventes. Cuando el tumor parece maligno.Cuando el dinero se acaba antes de que termine el mes. Cuando el matrimonio sedesmorona. Oramos.
¿Peroacaso no nos gustaría orar más? ¿Mejor? ¿Con más intensidad? ¿Con más fuego, feo fervor?
Sinembargo, tenemos hijos que alimentar, facturas que pagar, plazos de entrega porcumplir. El calendario se abalanza sobre nuestras buenas intenciones como untigre sobre un conejo. ¿Y qué me dices de los altibajos en nuestra historia deoración? Palabras inciertas. Expectativassin alcanzar. Peticiones sin respuesta.
Nosomos los primeros en tener problemas con la oración. Los primeros seguidoresde Jesús también necesitaron orientación sobre la oración. De hecho, el únicomanual de instrucción que pidieron fue sobre la oración.
YJesús les dio una oración. No un sermón sobre la oración. No la doctrina de laoración. Él les dio una oración citable, repetible, portátil. ¿Acaso no podemosusar la misma?
EnAntes del amén el reconocido autorMax Lucado se une a los lectores en un recorrido al corazón mismo de la oraciónbíblica, ofreciendo esperanza ante las dudas y confianza hasta para los más débilesen la oración. Destilando distintas oraciones de la Biblia en una oración debolsillo sencilla, Max recuerda a los lectores que la oración no es unprivilegio para el piadoso, ni tampoco el arte de unos pocos escogidos. Laoración es simplemente una conversación sincera entre Dios y su hijo. Dejemos quecomience la conversación.